1. Los personajes (porque son personajes) que desfilan en los programas de la televisión vernácula están cada día más desfachatados, más groseros y cada día traspasan límites que parecían imposibles de traspasar (tal vez porque uno es ingenuo y cree que los sigue habiendo).
2. Entre las últimas curiosidades (o rarezas) que se pudo ver de ellos es la siguiente: cada vez que tienen que declarar algo importante miran a cámara. Esto que parece una obviedad resulta increíble cuando las declaraciones remiten a problemas personales o confesiones espontáneas en supuestas conversaciones íntimas.
3. Dos ejemplos.
4. El hermano de una ex-vedette pregunta a qué cámara le habla, después de haber llorado y asegurar que le resultaba muy difícil tratar del tema.
5. Un director de comedias musicales, también entre lágrimas, mantiene una charla dolorosa, asombrosamente sincera e incómoda con las señoras de los mediodías. La conversación es fluida, el espectador se conmueve con las honestidad del entrevistador. Parece que no está armado. Pobre tipo, piensa el inocente televidente. Entonces... el señor comienza hablar de forma frontal a la cámara.
6. ¿Quién puede confesarse delante de un aparato?
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